La decisión
La noche había pasado y comenzaba a clarear el día. No había dormido bien. El sueño profundo se había negado a presentarse. Vueltas y más vueltas en la cama no habían conseguido sumergirlo en la inconsciencia que permite el descanso que borra la fatiga de un día atormentado. El pensamiento de lo que iba a hacer cuando el sol apareciera de nuevo lo había mantenido desvelado. Finalmente el momento había llegado. Ya la oscuridad de la noche daba paso a la luz de un nuevo día. No le quedaba más opción que cumplir con lo que había planeado.
Lo había pensado una y otra vez. Sabía que uno de sus defectos era pensar mucho las cosas, pero no podía evitarlo. Veía otras personas que rápidamente se decidían y pasaban a la acción, pero no podía imitarlas. Para él, obrar sin pensar las consecuencias de lo que iba a hacer, sin sopesar los pros y los contras, era como saltar de un precipicio. Eso le había ganado el mote de "complicado". La gente no quería formar equipo con él porque decían que pensaba demasiado. Y sin embargo..., sin embargo..., no veía que a esas otras personas que lo tildaban de complicado les fuera tan bien. Ahí estaba el caso de aquel amigo que tres semanas después de conocer a una chica, había decidido que era su "media naranja" y prontamente se había presentado ante el juez que los declaró marido y mujer. A los cuatro meses estaban tramitando el divorcio.
O aquel otro que, después de que el jefe lo hubiera regañado por un error cometido en el trabajo, decidió que no era el puesto adecuado para él y había presentado su renuncia. Ahora deambulaba de un lado para otro sin poder encontrar quien lo contratara. Por supuesto que él nunca haría una cosa así. Lo meditó concienzudamente. Reunió los hechos pertinentes y analizó las posibilidades de acción. Uno de los hechos era el tumulto que se produjo en su casa cuando apareció con Milena. Nadie esperaba verlo con una mujer, y sobre todo con una tan atractiva y simpática. Todos se habían ya resignado a considerarlo un solterón, habiendo pasado tanto tiempo desde que Luciana lo abandonara, argumentando que era muy aburrido e incapaz de expresar sus sentimientos.
Era cierto que durante varios años no se le habían conocido relaciones amorosas. La nostalgia del tiempo que había pasado con Luciana lo había inhibido de intentar nuevas aventuras. Llegó hasta a consultar a un psicólogo, el cual le explicó que después de la ruptura de una relación debía atravesar un período conocido como duelo, y que una vez transcurrido el duelo, las cosas volverían a la normalidad. Luego conoció a Milena, a la cual nunca consideró más que una amiga del trabajo. Si alguna vez pasó por su cabeza la idea de que podía ser más que eso, la descartó inmediatamente diciendo que una mujer como ella, que atraía a todos los hombres, jamás se interesaría por un aburrido como él.
Pero el contacto diario y la necesidad de trabajar juntos, hizo que la relación de amistad fuera cambiando. Siendo niño le había tocado estudiar la vida de los insectos. Entonces aprendió que las mariposas inician la vida como una humilde oruga y luego van mutando hasta convertirse en un hermoso ser alado. Lo mismo había ocurrido aquí: la relación de amistad había cambiado hasta llegar a ser una crisálida lista ya para pasar a su estadio final. Estaba decidido: hoy le pediría a Milena que fuera su esposa.