A través del vidrio
La luz del sol de la tarde
hendía la oscuridad del local
como una cimitarra de plata luminosa.
Como un peregrino que camina
buscando salvar su alma
yo transitaba por la vereda
buscando la cura
de mis padeceres corporales.
Pero un dolor más grande
que los del cuerpo
anidaba en mi alma
desde que me dijiste
"Ya no amaré nunca más.
Mi corazón para el amor
está cerrado."
La soledad me cubrió entonces
como una lluvia fría
que hizo tiritar lo más profundo
de mis entrañas.
Y sin embargo, ahí estabas.
A través del ventanal
la luz te descubrió,
sentada con aquel de quien
un día me dijiste:
"Ya no lo soporto más."
¡Cuán falaces tus palabras fueron!
¡Cuán incauto fui al creerte!
El que ayer no tolerabas
hoy te hace compañía en una mesa
que de la calle fácilmente te mostraba
a quien indiferente al ruido de motores
de todos esos vehículos
que por la calle circulaban
desviar su mirada quisiera
para a través del vidrio otear
una escena que su desgracia completara.